¿ACOMPAÑAR O CONTROLAR UN EMBARAZO?
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¿Queremos controlar o acompañar en el embarazo? ¿Son excluyentes? Eso les pregunto a las mujeres cuando hablamos de cómo están llevando el embarazo. Algunas me responden, y otras, simplemente, se quedan calladas y se hacen la misma pregunta.

En este “país nuestro de cada día”, si una mujer quiere llevar bien controlado el embarazo, acude a servicios de ginecología privada, además de los controles habituales del servicio público (si lo tiene). Algunas mujeres incluso duplicando pruebas, para estar bien seguras. Otras, las que solo tienen seguros médicos privados (por ejemplo, la mayoría de las funcionarias), porque no les queda otra opción, ya que no cuentan entre su cartera de profesionales con matronas para el seguimiento del embarazo. Pero de todas formas, la mayoría de las mujeres ni siquiera saben, o se cuestionan, por qué motivo pagan una consulta de un profesional de la medicina para un proceso fisiológico, y ni se han planteado qué buscan y qué puede ofrecerles una comadrona.

No voy a meterme en lo que hacen l@s médic@s, ni si es correcto o no. Yo os cuento lo que hago yo, y cada cual luego que decida qué es lo que desea en su vida y cómo conseguirlo.

La mujer embarazada no necesita ser «controlada», para empezar. Necesita información, apoyo, algunas pruebas, cuya finalidad es detectar posibles alteraciones de la normalidad, y poco más; si acaso, procurar la mayor reducción del estrés que sea posible, conociendo sus circunstancias y adaptándose de la forma más óptima. Una mujer embarazada debería salir de la consulta profesional con una sonrisa en la cara y con la mayor tranquilidad del mundo. Si al salir de la consulta, la mujer está más ansiosa y más preocupada que cuando entró, ese profesional no es adecuado. Así que, la próxima cita, mira bien cómo entras y cómo sales.

El seguimiento del embarazo no es pesar, medir y tomar tensiones. Eso son datos, que muchas veces ni siquiera sirven para nada, al menos por sí solos. El seguimiento adecuado del embarazo comienza por preguntar qué necesita cada mujer; y en función de eso, darle la mayor cantidad de herramientas posibles para que pueda manejar la situación, sea cual sea, de la mejor forma posible.

Cuando una mujer viene a mi consulta para una cita por embarazo, hablamos mucho, pero mucho, mucho. Según la semana en la que se encuentre, le informo de cómo está su bebé, escuchamos su latido si procede, medimos el crecimiento del útero, le muestro cómo tocar su barriga de forma que reconozca mejor a su criatura; enseño a su pareja (si la tiene, está presente y procede) a escucharlo con la oreja, hablamos de cómo va cambiando su cuerpo y qué necesidades especiales puede tener en esos momentos. Comentamos las pruebas médicas necesarias (lo recomendable, por si alguien no lo sabe, son 3 analíticas y 3 ecografías, una por trimestre, y poco más), planificamos el parto (lugar, voluntades, miedos, reflexiones), ofrezco actividades variadas y adaptadas al momento, revisamos su alimentación y sueño, su actividad física, su estado emocional, los conflictos familiares (si hubiera o hubiese), etcétera. ¡Ah!, y a veces les tomo la tensión, e incluso pueden pesarse si lo desean. Para todo esto yo necesito, al menos, una hora. Y eso ofrezco. Eso sí, no hago ecografías ni en 3D, ni en 2D, ni en 4D, ni en 6D; pero les puedo pintar el bebé en la panza y queda superbonito (y sin efectos secundarios).

Para mí, eso es un buen seguimiento del embarazo: control justo y mucho acompañamiento. Quizá para otros profesionales no lo sea. Probablemente, porque otros profesionales no son los profesionales adecuados para hacer un seguimiento, sino un control, y porque otros profesionales no son especialistas en procesos fisiológicos y sí en patológicos. Quizá…

Por eso, cuando veo que las mujeres pagan cantidades ingentes de dinero por una consulta donde no te miran a la cara, no saben ni les interesa lo que sienten, donde solo te pesan, te miden y te hacen una bonita ecografía, me pregunto si es eso lo que realmente desean. Y me pregunto si eso les da tranquilidad. Porque si les da tranquilidad, bendito sea; pero si, encima de caro y sin afecto, te deja más preocupada, ¿para qué van? ¿Por qué ir a un especialista de lo patológico cuando pueden encontrar una especialista de lo fisiológico? ¿Seguro que es eso lo que buscan? ¿Quizá sea que no sepan lo que hace una comadrona? Quizá….

Fuente foto. Amanda Greavette

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