— Papá, tengo miedo.
— ¿De qué, mi vida?
— De la bruja del bosque.
— ¿Hay una bruja en el bosque?
— Sí, lo dice la gente.
— ¿Qué gente?
— Pues la gente del parque.
— Aaah… ¿Y de qué bosque?
— Del bosque del parque. Dicen que es mala, y que se come a los niños.
— ¿Y tú la has visto?
— Sí. Pasea con una niña por el parque. Pero no se la come porque es suya.
— ¿Y cómo es que pasea por el parque y no le dicen nada?
— Sí que le dicen, pero no a ella. Cuando ella está cerca, las otras mamás sonríen y hacen como que no tienen miedo, pero cuando se aleja hablan mucho, la miran mal y dicen cosas. A mí me da miedo.
— ¿Y por qué te da miedo? Ella no te ha hecho nada, ¿no?
— Me da miedo cómo la miran. Tiene que ser mala. Yo no quiero que me miren así.
— A lo mejor no es mala. A lo mejor no le cae bien a la gente. Pero eso no significa que sea mala. ¿Tú conoces a su hija?
— Sí. Es muy simpática. Se llama Tormenta. Ja, ja, ja… como las de los relámpagos y eso. Es divertida.
— ¿Y Tormenta dice algo de su mamá?
— Sí. Me cuenta que viven en una casa muy chula, con muchos juguetes. Dice que ella nació en casa y que no comen salchichas. Y no va al cole. Se lo tiene que pasar genial. Es diferente.
— ¿Por qué? ¿Por qué no va al cole?
— Siii…
— ¿Y tú piensas que su mamá es mala?
— En realidad no lo creo, papá. Pero la miran tan mal las otras mamás que no puedo evitar suponer que tiene que ser mala.
— Las personas no son buenas o malas, solo por eso. Quizá si tú la miras bien, se te pase el miedo. Cuando conoces a las personas, algunas te gustan y otras no, pero eso no las convierte en malas. Tampoco te gusta mucho jugar con Felipe y no es un niño malo.
— Eso es verdad. Felipe es aburrido y no le gusta correr, pero no es malo. Me deja sus juguetes.
— Podemos hacer una cosa. Mañana, cuando vayas al parque, me dices quién es la mamá de Tormenta y hablamos con ella.
— ¿Y si me hace algo?
— Yo estaré contigo.
— Vale.
— Buenas noches, corazón.
— Buenas noches, papá.
Se apaga la luz.
— ¿Papá?
— Dime.
— Ahora que lo pienso, ya no me da miedo ni creo que sea una bruja del bosque. Parece una mamá normal, a veces buena y a veces mala. Pero si Tormenta es tan divertida, debe ser, más veces, buena que mala.
— Es probable.
— Creo que la gente mira mal muchas veces sin conocer a las personas, y eso no está bien.
— Cierto.
— No me mires nunca así, ¿vale? Si hago algo mal me lo dices.
— De acuerdo.
— Si yo la miro bien, ¿dejará de darme miedo?
— Claro. El miedo no te deja ver las cosas con claridad, pero si miras bien, seguro que siempre encuentras cosas buenas.
— Gracias papá. Me has ayudado mucho.
— De nada.
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